México.- Diez kilómetros antes de llegar a la cabecera de Álamos, Sonora por la carretera Navojoa – Álamos, se encuentra un pequeño pueblo que tuvo su esplendor minero a principios del siglo 20, su nombre: La Aduana.
Aunque lo promocionan como un «pueblo fantasma» lo cierto es que hay varias familias que lo habitan, incluso están organizadas en una cooperativa de artesanos.
Economía de La Aduana
Su principal atractivo es la iglesia de Santa María Balvanera, hecha de cantera y con más de doscientos años de antigüedad, a las afueras de ella hay una colorida fuente, rodeada de puestos.
En venta encontrarás cajeta de guayaba o la típica de leche, polvo de chiltepín en diferente grado de picor, entre más rojo más enchila, tarros, llaveros, vasos, pulseras y aretes de cuarzo, algunos diseños en maderas de pequeños moledores de chile.

Caminos para llegar al Pueblo Fantasma de Sonora
A mitad del pueblo hay un puente alto de tabique muy bonito, lo cual denota que es un pueblo que sufre de inundaciones, lo cual es lógico al estar rodeado de cerros, existen dos caminos para llegar a La Aduana, un pavimentado que sale hacia el pueblo de Minas Nuevas, y el viejo camino a lado de una birriería.
Por el viejo camino se sentirá perdido y tardará más en llegar, pero será todo una aventura llena de adrenalina por el miedo a quedarse tirado en medio de la nada en un camino lleno de curvas, piedra suelta y monte. Pero seguro llegará, como yo lo hice.