Benigno Aispuro nos comparte una lectura sobre la obra del sacerdote Domingo Lázaro de Arregui, quien hace un amplia descripción de los antiguos pueblos de Sinaloa, alrededor de 1600 de nuestra era.

ANTIGUOS PUEBLOS DE SINALOA EN LA OBRA DE ARREGUI artículo de Benigno Aispuro

Muchos pueblos y rancherías sobre los que estamos pisando tienen cientos de años de antigüedad. No necesariamente los 489 desde que llegaron los conquistadores españoles, pues fueron pueblos indígenas, de los que no se pueden precisar fechas porque nuestros ancestros no registraban esos datos como lo hacemos nosotros. españoles, conquistadores o misioneros, registraron muchos de esos nombres a su paso, anotándolos a como les pareció que sonaban, de tal modo que unos lo escriben de un modo y otros de otro.

Muchos han desaparecido pero otros han surgido y permanecen, algunos con el mismo nombre, no deformado por el paso del tiempo. Tan así que Sanalona se ha escrito tanto Canalona como Tanalona. Igual, se puede reconocer Itlaxe, como Itaje, uno de los nombres que le daban al río Batacudea. Pero Uosso, que evolucionó a Oso Viejo en Quilá, donde no hay osos, se refiere más bien al nombre indígena de cierto árbol.

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Domingo Lázaro de Arregui fue otro sacerdote que visitó el reino de Nueva Galicia (de Jalisco a Culiacán, aunque esta provincia pertenecía al Reino de Vizcaya) a principios del siglo 17, pocos años después de que don Alonso de la Mota y Escobar pasara por Sinaloa en 1605.

Ofrece también una información casi periodística de los pueblos que visitó: Cómo vivían, cuántos vivían, españoles e indios tributarios, qué producían, etcétera, en un libro llamado “Descripción de la Nueva Galicia” (1621).

Por todas partes llevaba un astrolabio para establecer la ubicación de cada lugar («Culiacán, húltimo término de este reyno, (…) está en casi 25 grados de elevación de polo o apartamiento de la línea equinoccial a la parte ártica», escribió).

La investigación, se dice, fue un encargo con el fin de establecer la movediza frontera norte del Obispado de Guadalajara, e instalar una nueva Sede Episcopal en Guadiana (Durango). Todo con fines recaudatorios.

Lázaro de Arregui ( -1637) lo concluyó en diciembre de 1621, pero se publicó hasta 1946, al descubrirse el manuscrito en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid por John van Horne y Francois Chevalier.

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La parte que toca a Sinaloa, inicia por Chametla (refundada por Nuño de Guzmán como Espíritu Santo de Chametla en 1532).

Chametla es notable por sus salinas, dice, que producen tanta sal y de modo tan fácil que sacan hasta mil mulas cargadas al año, y en la boca del río entra tanta lisa a desovar, que atrapan y cargan muchas recuas y mucho del producto se les echa a perder al no poder sacarlo.

En su relación, Arregui menciona los pueblos de Yzcuinapa (Escuinapa) y el de Chiametla -este apenas ha sufrido variaciones en su fonética y escritura).
Y en la sierra en la derecha del camino real, están «las minas Plomosas y los pueblos de Maloya y Atotonilco, y otros dos pueblecillos pequeños»

Adelante de Chametla, once leguas, algo arrimadas a la sierra, está la villa de San Sebastián (Concordia) donde hubo una caja real por las minas de Copala y Panico (Pánuco) y San Marcial, que ya están casi acabadas.

Mazatlán –dice- está a 4 leguas a la mar, y tiene un puerto, y solo hay 3 o cuatro mulatos casados.

Luego sigue el pueblo de Piastla, a la orilla de un río caudaloso y aguas arriba están Castilaba, Cavazán, Yspalen (Ixpalino), Huimino (Guamino, en San Ignacio), todos «con menos gente de la que prometen los nombres de los pueblos».

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Más acá está el Rincón de Zamora, en la sierra (esto ya es en Elota), donde también “hay unos pueblecitos arriba de la villa de San Sebastián y de indios serranos»

Luego pasa a la provincia de Culiacán de este Reino de Galicia, que inicia “pasado el río Piastla, a 5 leguas del cual se encuentra Elota (…) con mucha gente”.

Culiacán se divide en tres naciones o regiones, entre tres ríos:

La nación Lacapaxa -deformación por la etnia que la poblaba, los capaxes, indios de la costa, que incluye los siguientes pueblos:

Elota, Cogota, La Estancia, Conitaca (el original, hundido bajo la presa El Salto), Biñapa (Vinapa), Abuya, Tacuchamona, Tabala, Aosso (Oso Viejo), Navito, Quila, Quinola, Calona, Alaya, Acatitlán (o Acatatita), Las Vegas, Acalo, El Vizcayno, Las Flechas (este es pueblo de indios, pero los españoles le pusieron así porque al tomarlo encontraron montones de flechas), Cuxpita (Cospita), Tomo, Taopo, Olmo, Guzmanillo, Camanaca (o La Chicura, dice Teodoso Navidad en su Compendio Toponímico), Amatlan, Canalona (Sanalona), Ysmala (Imala), Ytlaxe (Itaje, en La Limita).

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Al río que baja desde Topia, y que don Alonso de la Mota y Escobar llama Batacudea, Arregui lo llama el río Ytlaxe, que pasa por la villa de Culiacán (en el siglo 19, don Eustaquio Buelna lo llamaba Orabá).

De la villa de Culiacán al mar, por las riberas de los ríos Ytlaxe y Humaya, que se juntan en la villa, están los pueblos siguientes, dice Arregui: Colombo, Huane, Olagueruto (quizás Aguaruto), Culiacán, Tecurimeto, Atavalato, Chilvito, Natoato, Yevarito (Yebavito), Navolato, Comoloto (San Pedro, Navolato), Nacatarimeto, Dariacato (existió cerca de Culiacancito), Otameto, Atamura, Vachimeto, Apayaguato, Tecuchiato, Mocorimí y Abiramento. Estos siembran mucho maíz mientras que de la costa sacan mucha “ostia”, que mandan a la ciudad de México.

La tercera es la nación Tebaca (de los tahues) por la ribera arriba del río Humaya, cuyos pueblos se llaman Humaya, Moholo, Guadato, Yetato, Tepuche, Tecorito, Capirato, Vadiraguato, Noyaquito, Chanmaya, Batacomito, Moholo Viejo, Comanito, Alicama, Cariatapa, Mosidato, Atotonilco (al norte de las minas de Santiago de los Caballeros, y más acá las de Carantapa y Guatenepa (Guaténipa).

Y a cuatro leguas de real, está también un pueblo de indios llamado Tecuchuapa, donde hicieron una misión los padres de la compañía de Jesús, que visitaban los pueblos de Guexupa (Huitxiopa), Bacapa y Yamorinca, “que están sobre el río Betatlán o en sus riveras».

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Va subiendo el viajero más al norte, hasta el real de minas de Baymoa, que fue abandonado para irse todas a las de Carantapa (¿Carietapa?), y hoy están despobladas.

El río Betatlán atraviesa la sierra por detrás de las minas de Guanacivi, desde Guadiana (Durango), y va hacia la provincia de Cinaloa, cerca del mar (la provincia de Sinaloa iniciaba de Mocorito al norte.

Sin dar muchos datos, el religioso se mete a la provincia de Zinaloa (al norte, donde los conquistadores establecieron la villa de San Felipe y Santiago a orillas del Petatlán (aquí sí lo escribe con P), hoy río Sinaloa.

Menciona a la Villa de Sinaloa (a veces con C, a veces con Z), y el fuerte llamado de Montesclaros, en la ribera del río Caxapoa

Intuyo que don Domingo Lázaro incurre en varias confusiones geográficas y presiento que no es exhaustivo en su conteo de pueblos. O tal vez a lo que iba, iba: a dar fe de riquezas o bienes de donde sacar tributos, por lo que destaca donde la hay mayor.

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Esos son algunos de los pueblos que existían en Sinaloa a inicios del siglo 16. Si reconoce en alguno de ellos el suyo, felicidades, porque está pisando sobre las huellas de los más lejanos antepasados, gente hábil en el manejo del arco y la flecha, de las hachas de piedra, experta en comunicarse con petroglifos y siempre en íntimo contacto con la naturaleza.

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